El programa de Pueblos Mágicos busca promover y conservar las localidades alrededor del país que brillan por sus atributos simbólicos, sus leyendas, su historia, sus paisajes naturales, sus expresiones artísticas, su arquitectura y su gastronomía. Estos rincones de México guardan en su esencia un pedacito de la identidad nacional, y son piezas clave en la preservación del patrimonio tangible e intangible de nuestro país. Sin embargo, también es cierto que los territorios cambian, los pueblos se expanden hasta formar ciudades, o bien las urbes van creciendo y absorbiendo los pueblos que encuentran a su paso.

De este modo, aunque un lugar ya no cumpla con las características políticas ni demográficas para considerarse pueblo, sigue conservando ese espíritu comunitario, histórico y auténtico que bien le merecería el título de ‘mágico’. Es así que surgen los Barrios Mágicos, un programa que reconoce la tradición y el arraigo de diversos espacios dentro de algunas ciudades capitales del país. Tan solo en la CDMX hay más de 20 —entre los que figuran los obvios: Roma, Condesa, San Ángel, Coyoacán—, y aquí te contamos un poco sobre los Barrios Mágicos más bonitos  que quizá no conozcas tan bien y que puedes visitar cuando te urja ‘pueblear’ sin salir de la ciudad.

Tacubaya

Ya desde el Virreinato, Tacubaya comenzó a popularizarse como destino de fin de semana para las clases aristocráticas. Esta fama continuó incluso hasta el siglo XIX, cuando comenzaron a brotar las casonas de verano cuya arquitectura todavía se conserva en algunos de los edificios. En la actualidad, todavía se pueden encontrar numerosos edificios históricos, como el Edificio Ermita, La Casa Amarilla (actual sede de la alcaldía Miguel Hidalgo), la Ex Capilla de la Virgen de Guadalupe, la Casa de la Bola y la Parroquia de la Candelaria, cada uno de ellos ilustrativo de la época en la que se construyeron. Entre los eventos históricos más importantes que atestiguó este barrio, se encuentran la Guerra de los Pasteles (1838-1839) y el juicio del Batallón de San Patricio (1847).

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Azcapotzalco

El Señorío de Azcapotzalco figura en los libros de historia mexicana desde los primeros capítulos. Antes de que el Imperio Mexica se convirtiera en una gran potencia, era precisamente este pueblo el que dominaba el Valle de México. Tras la conquista española, aquí comenzaron a construirse los primeros templos dominicos de la ciudad, entre los que destacan la Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago y la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas, en la que además se puede admirar un mural de Juan O’Gorman. Este Barrio Mágico tiene su propio centro y su plaza principal —la Plaza Hidalgo— con todo y kiosco. Desde hace ya poco más de diez años, también es sede del Parque Bicentenario, el parque público más extenso de la ciudad después de Chapultepec.

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Foto: Parque Bicentenario MX

Cuajimalpa

Al poniente de la ciudad, el agitado ritmo de vida contrasta con el escenario apacible de Cuajimalpa. En algún momento perteneció al Señorío de Azcapotzalco, y después cayó ante el Imperio Mexica. Tras la llegada de los españoles, en el siglo XVII los frailes carmelitas irguieron aquí su convento, el Santo Desierto de Nuestra Señora del Carmen de los Montes de Santa Fe.

La noche previa a la Batalla del Cerro de las Cruces (en la que las tropas independentistas habrían de derrotar al ejército realista), Miguel Hidalgo se hospedó en el Mesón San Luisito, que hoy en día se conserva como el Museo Hidalgo. El crecimiento no se dio sino hasta casi la segunda mitad del siglo XX, y antes de eso la zona todavía era mayormente rural. Cuajimalpa también tiene un centro histórico y una plaza principal —esta vez llamada Jardín Hidalgo— alrededor de la cual todavía se conservan algunos edificios de más de dos siglos de antigüedad.

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Culhuacán

Ubicado en lo que hoy es Iztapalapa, Culhuacán fue el primer centro cívico y religioso del Valle del Anáhuac. Aunque quedan pocos vestigios materiales que den fe de la antigüedad de este barrio, es la población la que conserva las tradiciones, leyendas, costumbres y orgullo. Junto con Azcapotzalco, Culhuacán dominó el Valle de México hasta la llegada del Imperio Mexica.

Sin embargo, cuando estos últimos pasaron por el pueblo, las familias reales emparentaron y el primer tlatoani mexica fue de origen colhua. Durante la colonia, el área pervivió como una zona rural con actividad chinampera, y así continuó hasta entrado el siglo XX. Hoy en día, vale la pena visitar el Templo y Convento de San Matías o San Juan Evangelista —construido sobre un basamento prehispánico—, que hoy es sede del Museo Centro Comunitario Culhuacán.

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Mixquic

Esta colonia es otra que se remonta a tiempos prehispánicos, fundada en la zona lacustre del sur de la ciudad. Desde entonces, su dominio estuvo en disputa entre los diferentes señoríos de la región por ser uno de los principales productores hortícolas. De hecho, se encuentra dentro de la zona chinampera, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las fiestas aquí se celebran en grande, y el pueblo recibe cientos de turistas para los Jubileos (la fiesta anual del Santo Jubileo) y el día de muertos.

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Santa María Magdalena Atlitic 

A pesar de encontrarse dentro de los límites de la ciudad, la Santa María Magdalena Atlitic es un oasis verde y uno de los mayores pulmones de la urbe. Mucha gente la conoce mejor por ser el hogar de Los Dinamos, una de las rutas consentidas de ciclistas, corredores y amantes de la naturaleza. A un par de kilómetros de ahí podrás encontrar el pequeño centro histórico con todo el sabor a pueblo mágico, donde destacan el Templo de María Magdalena —cuyos orígenes se remontan al siglo XVI—, el Mercado Turístico, la antigua estación del Ferrocarril de Cuernavaca y el Foro Cultural Contreras.

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