La historia y la diversidad de nuestro país se refleja también en la variedad de templos y cultos que se practican. La carga espiritual de estos lugares, además de su impactante arquitectura, los convierte en espacios invaluables para preservar un elemento clave en la vida de sus habitantes. Estos son algunos de los templos más bonitos de México, que nos hablan no solo de la diversidad cultural y estilística, sino también de cosmologías que conviven en el territorio.

Templo de los guerreros en Chichen Itzá, Yucatán

Chichen Itzá es la ciudad maya más grande de Yucatán y forma parte de las Siete Maravillas del Mundo. Su nombre significa ‘al borde del pozo donde viven los sabios del agua’ y destaca por su gran pirámide (El Castillo), su increíble observatorio y su cancha de juego de pelota. El Templo de los guerreros es una enorme construcción cubierta de imágenes talladas en bajorrelieve que muestran jaguares y águilas devorando corazones humanos. Está conectado al Templo de las mil columnas, en los frisos de las cuales se puede observar la máscara de Chaac, representativa de la clase sacerdotal que gobernaba la ciudad.

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Iglesia y pirámide de Cholula, Puebla

El Santuario de la Virgen de los Remedios está construido sobre la Gran Pirámide de Cholula, por lo que la historia y la carga espiritual de este lugar es impresionante. Los retablos barrocos y la cúpula cubierta de talavera se han convertido en un emblema de este pueblo mágico. Por otro lado, la pirámide que yace debajo es tan grande que los arqueólogos han descartado descubrirla con los métodos tradicionales, y optaron por construir un sistema de túneles para poder explorarla de forma subterránea, rescatando el pasado sin dañar la icónica Iglesia en la cima.

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Templo de las inscripciones en Palenque, Chiapas

Se cree que esta ciudad maya se fundó en el año 100 a.C., y que floreció durante los siguientes mil años. Entre los edificios que hoy pueden apreciarse, destaca el Templo de las inscripciones. Esculpida en el interior se narra la historia militar de la ciudad, de sus gobernantes y sus tradiciones. También resguarda la tumba del rey Pakal, un enorme sarcófago monolítico que conserva su ofrenda y sus espectaculares murales. El acceso se ha restringido al público pero se puede visitar una réplica en el museo de sitio.

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Parroquia de San Miguel Arcángel en de San Miguel de Allende, Querétaro

Hacia 1555, tan pronto como se fundó la villa San Miguel el Grande, comenzó la construcción de la parroquia. Sin embargo, este templo ha tenido una historia de derrumbes y reconstrucciones que derivó en una de las iglesias más representativas del país. La fachada actual data de finales del siglo XIX y corrió a cargo de don Zeferino Gutiérrez, maestro cantero de la ciudad, con elementos neogóticos según los gustos y modas de la época, y se dice que Gutiérrez se inspiró en la catedral de Colonia, en Alemania.

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Monte Albán, Oaxaca

Durante el periodo clásico, Monte Albán fue la ciudad y centro ceremonial zapoteca más grande e importante del Valle de Oaxaca. Una de sus características fundamentales es que fue ocupada por más de una civilización: no se sabe a ciencia cierta quiénes fundaron la ciudad, pero sí que después de los zapotecas, la habitaron los mixtecos. Entre sus edificios destacan la Plataforma Sur, el juego de pelota y el edificio de los Danzantes, todos los cuales tenían funciones ceremoniales.

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Capilla del Rosario, Puebla

Esta capilla a un costado del altar principal del templo de Santo Domingo es una verdadera joya para dejar boquiabiertos a todos los visitantes de la iglesia. Su construcción data de finales del siglo XVII y es un ejemplo del deslumbrante barroco mexicano. Los detalles del altar y la cúpula están decorados con hoja de oro, en los muros lucen seis grandes lienzos del artista José Rodríguez Carnero que ilustran el Nacimiento de Cristo y los misterios gozosos del Rosario, y la parte baja de los muros luce azulejos de talavera. Sin duda, esta pieza arquitectónica considerada Patrimonio de la Humanidad es una parada obligatoria, independientemente del culto que profeses.

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Templos humeantes en El Tajín, Veracruz

En totonaco, el nombre de este lugar significa ‘ciudad del trueno’, haciendo alusión a las deidades de la lluvia. Este centro político-religioso fue la capital de la cultura totonaca al norte de lo que hoy es Veracruz. Entre las construcciones más destacadas de este sitio arqueológico se encuentran la Pirámide de los Nichos, el Edificio I y las canchas de pelota.

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Santo Domingo, Oaxaca

Este templo construido en pleno siglo XVI por la orden de los Dominicos es uno de los mayores tesoros de la ciudad de Oaxaca. A lo largo de la historia, la parroquia pasó por todo: temblores, ocupaciones militares durante la independencia, incendios e incluso la expropiación durante la Reforma. Durante el porfiriato, el inmueble volvió a manos de la Iglesia y, tras arduos procesos de restauración, recobró su antiguo esplendor que promete maravillar con sus imponentes altares y cúpulas a todo aquel que cruce sus puertas.

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