El sur de Italia nos reserva maravillosos parajes naturales que visitar, pero también una increíble acumulación de restos históricos y un enorme patrimonio cultural. Muy cerca de la ciudad de Nápoles y de la hermosa Isla de Capri se halla un lugar muy especial; tanto, que no hay nada parecido en el resto del mundo. Me refiero a Pompeya, la ciudad romana que fue sepultada por el volcán Vesubio.
La estampa del terrible volcán sobre los restos de la ciudad es sobrecogedora, como puedes ver en esta foto. Desde luego, merece la pena hacer una visita a Pompeya y destinar un día entero a recorrer sus antiguas calles.
Los restos más antiguos encontrados datan del siglo IX a. C. La fragilidad de esta bella urbe era sabida desde el principio: en el año 62 d.C. sufrió un fuerte terremoto, y cuando el Vesubio la sepultó aún no habían terminado de reparar los edificios. Hoy día Pompeya y Herculano, otra ciudad romana cercana, forman parte del Parque Natural del Vesubio; Pompeya es también Patrimonio de la Humanidad.
Caminar por la antigua ciudad romana e intentar imaginar cómo sería la vida allí es una experiencia inimitable. El erotismo era una constante en este lugar, así como en muchos otros puntos del Imperio Romano, y los visitantes se sorprenden constantemente por los mosaicos y pinturas que reflejan escenas de sexo sin tapujos, o bien relacionados con esta actividad.
De hecho, en el burdel de Pompeya pueden verse muchas representaciones de este estilo. Además de este sentido lúdico de la vida, en Pompeya también sentimos de cerca la presencia de la muerte y del horror a través de las reproducciones en escayola de las personas que perecieron bajo la lava del volcán.
Aunque muchos viajes organizados incluyen visitas a la ciudad romana, también podemos acercarnos a ella por nuestra cuenta: desde Nápoles, la línea férrea Circumvesubiana llega hasta apenas 50 metros de las excavaciones.