La India está llena de rincones por descubrir. Uno de ellos es el palacio de Alwar, del que me gustaría hablaros hoy. Se encuentra en Rajastán, junto a la ciudad también llamada Alwar, no demasiado lejos de Jaipur.
La ciudad de Alwar está justo donde las montañas de Aravalli descienden hacia las llanuras del norte de la India, por lo que parte de la ciudad se despliega por colinas rocosas. Hoy es una pequeña urbe dedicada a la agricultura y a la artesanía textil (sus artesanos dominan el arte de teñir telas por ambas caras).
Suntuoso y especial
El palacio de Alwar, también conocido como Vinay Vilas, es uno de los monumentos más importantes de la ciudad. El rajá Bakhtawar Singh lo mandó construir allá por el año 1793 al pie de una colina escarpada. Posteriormente fue ampliado por sus sucesores.
El palacio es una curiosa mezcla de estilos, sobre todo rajputa y mogol, y en sus dominios abundan los pabellones, arcos, balcones, pórticos, etc. Esta profusión decorativa se veía complementada con las joyas y tesoros que guardaba, ya que todo el palacio formaba parte del suntuoso estilo de vida del rajá. Hoy, sin embargo, es una delegación de Hacienda y sus estancias, tan ricas en otra época, son ahora dependencias gubernamentales. Toda una ironía.
Los elementos más destacados del palacio son el patio central, impresionante con sus pabellones de mármol y sus paredes interiores llenas de balcones; la sala del Durbar, con las paredes y techos cubiertas de arabescos dorados; el estanque rodeado de templos; y el museo del palacio, en el que se guarda una estupenda colección de objetos decorativos que pertenecieron a los marajás de Alwar.