Los cenotes mexicanos se hicieron bastante populares hace unos cuantos meses, cuando Jesús Calleja se dedicó a bucear en uno de ellos en su programa Desafío Extremo. Sin embargo, muchos son los amantes del submarinismo que conocían estos lugares o habían deseado bucear en sus aguas transparentes en alguna ocasión, antes de que el famoso presentador acudiera a sumergirse en sus aguas.
Los cenotes son partes de cuevas subterráneas cuya zona superior se ha derrumbado, permitiendo la entrada del agua en las galerías. La Península del Yucatán (México) es célebre en este sentido, por tener los cenotes más adecuados para realizar una inmersión.
Para bucear en algunos de los cenotes basta con tener el título de submarinismo básico, pero en otros es ya algo más complicado dada su profundidad, longitud y la dificultad de la inmersión. El buceo en cenotes se hace a través de clubs de buceo de la zona, y pueden contratarse las inmersiones allí mismo (hay muchos clubs que las realizan, en sitios como Cancún o Playa del Carmen) o llevarlas dentro de un paquete turístico reservado desde casa.
Los cenotes son solo los puntos de acceso al interior; en realidad, bajo la tierra lo que encontraremos son ríos subterráneos. En muchos de ellos es posible darse un baño y bucear con tubo y gafas, si no nos atrevemos a ir más lejos…
Por ejemplo, el cenote Ikil es un lugar mágico que visitar. Cercano a Chichen Itzá, para llegar a él hay que descender una profunda escalera de piedra, donde nos quedaremos boquiabiertos ante su transparencia, su color y la vegetación que entra por sus paredes. Otros cenotes preciosos son el Cenote Dos Ojos (sobre estas líneas), el Río Secreto, el Cenote Cristal, el Cenote Zazil-Ha…
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