Poco se sabe sobre la presencia de soldados sudaneses durante la intervención militar francesa en México. De acuerdo con el doctor José Arturo Saavedra Castro, especialista en Historia de África y Literatura Swahili por el Colegio de México y la Universidad de Londres, todo comenzó en 1821, época en que Sudán fue incorporado a la provincia de Egipto, que entonces formaba parte del Imperio Otomano.

En aquellos años Egipto estaba bajo el gobierno del ejército mameluco, proveniente de Asia Central, quienes también se dedicaban al tráfico de esclavos africanos. A diferencia del esclavismo occidental, en las naciones musulmanas los esclavos podían ganar derechos sociales, generalmente a través de una carrera militar. Tras ganar su libertad, los esclavos adquirían derecho de propiedad y prestigio, pese a su anterior condición. Generalmente mantenían el vínculo con sus antiguos dueños, pues se forjaba una relación de tipo paternalista.

La formación de una milicia de sudaneses

Cuando los mamelucos buscaron autonomía del gobierno otomano, el sultán solicitó al capitán turco Muhammad Alí el derrocamiento el gobierno en Egipto en 1801. Diez años más tarde, ya como gobernador, Muhammad Alí decidió reformar el ejército incorporando a esclavos sudaneses.

En 1821 algunos soldados sudaneses fueron enviados a servir al sultán en Estambul, mientras que otra parte permaneció combatiendo guerras étnicas y evasores de impuestos. Para 1860, era común que sudaneses esclavos y libres se reclutaran de forma voluntaria en el ejército egipcio. La razón eran claras, aún con sus peligros la carrera militar era prometedora económica y socialmente.

Culturalmente, el islam fungió como un elemento unificador entre sudaneses y otomanos. Sin embargo, su lealtad no estaba basada en sentimiento nacionalista o patriótico, sino en la idea de generar un ascenso económico.

Cuando Muhammad Alí creo el al-Nizam al Jadid (nuevo ejército), tomó como modelo a los ejércitos europeos, en específico el francés. Con ello, los sudaneses quedaron adiestrados militarmente para cuando sus servicios fueron requeridos en México.

Los “egipcios” en México

En 1861 el gobierno de Benito Juárez se vio en la necesidad de suspender el pago de la deuda externa. Como consecuencia, una flota militar tripartita conformada por Inglaterra, España y Francia arribó México en 1862. Aunque el ministro Manuel Doblado logró negociar la situación con Inglaterra y España, Francia vio la oportunidad de hacer de México su protectorado.

Así, Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte, decidió iniciar la conquista de México, con lo que Francia mostraría su poder político en América Latina para evitar que Estados Unidos consolidara su influencia sobre la región. Para ello, un ejército francés de aproximadamente 4000 efectivo inició su avance con la toma de Orizaba, para luego dirigirse a Puebla. Tras la derrota del mítico 5 de mayo, los franceses quedaron varados durante varios meses en Veracruz, procurando mantener comunicación con el puerto.

“Fue por ese tiempo cuando el almirante Jurien de la Gravière, quien estaba a cargo de resguardar el puerto de Veracruz, solicitó al ministro de Guerra francés el envío de un cuerpo militar procedente de algunas de sus colonias de las Indias occidentales o de África.”

Menciona el doctor Saavedra Castro.

La razón principal era las bajas alarmantes que las tropas francesas tenían como consecuencia de los cambios climatológicos. Aunque no había una prueba científica, los europeos especulaban que sería más fácil para los africanos combatir en Tierra Caliente.

Los sudaneses viajan a México para combatir a Benito Juárez

Inmediatamente Napoleón III envió un cuerpo militar confirmado por africanos de Martinica, pero resultó insuficiente. Por ello, Napoleón III acudió a khedive Muhammad Said Pasha, entonces gobernante de Egipto, para solicitar el préstamo de tropas.

“Inicialmente, Napoleón III había solicitado al khedive Pasha que le facilitara un “regimiento de negros”, de entre 1,200 a 1,500 efectivos. Pasha contestó que en ese momento no podía proporcionarle más de 500. En realidad, al final solamente 446 embarcaron hacia México.”

Agrega Saavedra.

El batallón de sudaneses contaba con su propio comandante y oficiales de alto cargo, y funcionaba como cuerpo autónomo a las órdenes del ejército intervencionista francés.

“Finalmente, en la noche del 7 de enero de 1863, el batallón sudanés embarcaba en la sección de la vieja aduana de Dar al-Maks, ubicada en las afueras del puerto de Alejandría.”

La operación militar secreta fue difícil para los sudaneses desde el inicio: No se les permitió viajar con sus familias, el barco rebasaba su aforo y había disputas entre sudaneses y europeos. Durante la travesía marítima fallecieron cinco soldados sudaneses por neumonía. tras la llegada a Veracruz, otros cinco africanos murieron a causa de la tifoidea contraída durante una escala en Martinica.

Las diferencias culturales, una prueba para los musulmanes

Por si fuera poco, los sudaneses pisaron tierra firme en México cuatro días después de haber iniciado el mes de Ramadán, época de ayuno estricto para los musulmanes. Los sudaneses cumplieron al pie de la letra con sus preceptos religiosos.

“Su composición étnica era muy variada. El comandante del batallón, el mayor Jabaratallah Muhammad, era un blanco originario de Siria. El intérprete civil y algunos otros oficiales eran egipcios. El resto provenía de diversas partes de Sudán.”

La adaptación de los sudaneses en México se extendió por un periodo de cuatro meses, desde su llegada en febrero, hasta mayo de 1863. Entre las principales dificultades que sufrieron se encuentran trastornos de carácter psicológico, ya que México era una nación completamente ajena a su cultura, existiendo una fuerte nostalgia por las naciones del islam.

Ya adaptados, los sudaneses fueron distribuidos en cuatro compañías en Tierra Caliente y Veracruz. Durante el ascenso de Maximiliano, los efectivos franceses aumentaron en 20,000 en cantidad. Por su parte, los africanos tuvieron misiones importantes como escoltar a los emperadores y a otras personalidad de alta jerarquía. La mayoría de ellos, no sobrepasaron Córdoba.

Acciones militares

“Su “bautismo de fuego” tuvo lugar en La Soledad el 2 de octubre de 1863, cuando siete de sus efectivos, que escoltaban el tren, se enfrentaron junto con soldados de Martinica a un nutrido grupo de guerrilleros. En ese enfrentamiento perdió la vida el mayor Ligier de la Legión Extranjera, además de tres soldados, uno de ellos sudanés.”

Comenta Saavedra en su texto Un episidio olvidado de la historia de México: el batallón sudanés en la guerra de intervención y el segundo Imperio (1862-1867)

Posteriormente, en julio de 1864, participaron en la toma de Tlacotalpan, bastión juarista. Tras ello, los franceses congratularon la presencia de “los egipcios”, como les apodaban. Otras acciones militares exitosas fueron el ataque a Cocuita en enero de 1865 y la toma de Cotaxtla.

Con el fracaso del Segundo Imperio Mexicano, los sudaneses se dedicaron a labores de patrullaje hacia el puerto de Veracruz, en el que se embarcaban los franceses para volver a Europa. Debido a ello, “los egipcios” fueron de las últimas tropas en salir de México, volviendo a Egipto a finales de mayo de 1867, después de ser condecorados por Carlo en México y por Napoleón en Europa.

Fuente: José Arturo Saavedra Castro, Un episodio olvidado de la historia de México: el batallón sudanés en la guerra de intervención y el segundo Imperio (1862-1867), COLMEX.