Dicen que se aprende de los errores. Aunque no todos ellos son malos. El Géiser Fly de Nevada, en Estados Unidos, es un buen ejemplo de ello. Una auténtica maravilla natural, que es fruto de un error humano.
Una sorprendente fuente termal con colores increíbles que es un regalo para la vista. Si estás pensando en viajar a Estados Unidos, no olvides visitar el Géiser Fly de Nevada. ¡La victoria de la naturaleza!
La historia del Géiser Fly
A comienzos del siglo XX, granjeros estadounidenses ideaban métodos con los que poder extraer aguas del subsuelo, en las zonas más áridas del país. Fruto de esta misión, en 1917, unos granjeros del pueblo de Garlich comenzaron a perforar en busca de agua subterránea. Los granjeros lograron extraer agua, el problema es que salía a la superficie a casi 100 grados. Por lo que se podía aprovechar para la agricultura.
Unos años más tarde, concretamente en 1964, se retomaron las perforaciones con el fin de aprovechar la energía geotérmica de las aguas termales que descubrieron los granjeros. A pesar de los muchos esfuerzos, esta agua termales no estaban lo suficientemente caliente como para generar la energía deseada. Así que se sellaron los pozos y se abandonó el proyecto.
La naturaleza siempre gana
Sin embargo, algo salió mal y a través de uno de ellos empezó a salir agua termal. Este es el origen de este geiser que, con el paso del tiempo, empezó a transformarse en el inconfundible paisaje por el que se conoce ahora al Géiser Fly de Nevada.
La explicación de su belleza
El carbonato cálcico del agua termal dio forma a los conos, mientras que los singulares colores son fruto del carbonato depositado y de las bacterias que habitan en el agua caliente.
Un verdadero espectáculo producido por un error humano que ha dado paso a un paisaje de gran belleza y riqueza biológica.