La capital de Suecia y una de las ciudades más hermosas de Escandinavia, Estocolmo, permanece en la memoria de los turistas que han tenido la oportunidad de visitarla gracias a la multitud de posibilidades culturales y de ocio que ofrece esta maravillosa ciudad.

Con más de 700 años de historia, la capital sueca se extiende por 14 islas y limita con el Mar Báltico. Una ciudad con una vida cultural muy atractiva, como demuestran sus numerosos restaurantes, sus lujosas tiendas, fabulosos hoteles y clubes musicales muy selectos y exclusivos.

Pero si prefieres conocer la ciudad y dejar la frenética vida nocturna para otra ocasión, un buen consejo es que recorras toda la ciudad a pie para conocer la ciudad más en profundidad, sus plazas y avenidas, sus parques y monumentos. Aunque si estás muy cansado también puedes disfrutar de un agradable paseo en barco que te enseñará otra faceta diferente de la ciudad, la más grande y maravillosa de la zona de Escandinavia.

el muelle de Söderström.

Algunas paradas obligatorias son el lago Mälaren, al que accederás si vienes caminando desde la playa de Norrmälarstrand, un auténtico regalo para la vista. Otra visita indispensable es el parque de Hagaparken donde podrás disfrutar de un agradable paseo y disfrutar de una soleada tarde, si el tiempo acompaña claro está, bajo la sombra de cualquier árbol del parque.

La última recomendación si todavía te queda tiempo es el Palacio Drottningholm en la isla de Lovön que se encuentra en el municipio de Ekerö, en la provincia de Estocolmo. Es uno de los palacios de la familia real, en cuyo interior encontrarás habitaciones tan increíbles como la biblioteca rococó de la reina Lovisa Ulrika.

LA ISLA DEL PARLAMENTO En las noches estivales, los jardines Strömparterren se convierten en un balcón privilegiado.

En su exterior destacan los numerosos espacios verdes, como un jardín que rodea el palacio y en el que se aprecia el estilo de francés e inglés. En el exterior encontrarás incluso un teatro y hasta un palacete chino, sin duda un palacio soberbio que como no podía ser de otra forma es Patrimonio de la Humanidad.