Cádiz es uno de los destinos de playa que cada año suma un gran número de turistas. Y, este año, con la pandemia, se ha convertido en una de las zonas de España que figura en el Top de los destinos favoritos por los españoles. Razones no faltan. Es una provincia con grandes posibilidades turísticas y para disfrutar de un verano desde el punto de vista cultural, de recorrer localidades y municipios… y también de playa. Una opción esta última en la que nos centramos en esta ocasión para que conozcas diferentes propuestas que seguro que te gustarán para pasar días de sol y playa e, incluso, de deportes acuáticos. Y, uno de los destinos favoritos dentro de Cádiz, es Tarifa. En concreto, esta localidad es la elegida por todos aquellos que son aficionados o amantes a los deportes acuáticos como el surf o windsurf, entre otros, por las características de sus playas. Pero las playas de Tarifa son mucho más.

Playa de Bolonia

Entre las más bellas no solo de Cádiz, sino de España, está la Playa de Bolonia, que está a unos 20 minutos de esta localidad. Al llegar, lo primero que llama la atención son sus aguas cristalinas.

Es una de las últimas playas vírgenes de la costa gaditana que, además, se caracteriza por ser de grandes dimensiones, ya que la playa tiene forma de media luna de casi cuatro kilómetros de extensión de arena fina y blanca y 70 metros de anchura medida.

Y todo ello bajo una duna, que es de gran belleza, que alcanza los 30 metros de altura, viendo desde ella unas impresionantes vistas. Y, por supuesto, no hay que olvidarse de ver los Pinares de Bolonia donde se encuentran los bosques piñoneros. No en vano, está situada en el término municipal de Tarifa y del Parque Natural del Estrecho.

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Playa de Valdevaqueros

Otra opción en Cádiz es la Playa Valdevaqueros, que es también muy grande, aunque en esta ocasión está más orientada a los deportes acuáticos, que se disfrutan mucho en sus aguas azules y por el viento que sopla para, por ejemplo, hacer windsurf.

Su longitud es de algo más de cuatro kilómetros y su anchura media es de 120 metros. Es un lugar poco urbanizado y que está alejado de los grandes núcleos poblacionales, pero que tiene mucho encanto porque en la zona oeste está la desembocadura del río del Valle, que forma un amplio estuario que recorre la playa.

También se puede ver, en la parte más occidental, la extensa duna, que se formó durante los años 1940 por las autoridades militares estacionadas y que quedó fijada posteriormente por una repoblación de pinos, entre otras especies presentes en este ecosistema.