El Centro Histórico de la Ciudad de México es una belleza, y recorrer sus calles y sus museos es una delicia que atrae a montones de turistas año con año. Y es que, seas local o extranjero, pasear por la Alameda Central mientras escuchas el organillo y las fuentes al fondo, bajo la sombra de los enormes árboles y con preciosas vistas de Bellas Artes y la Torre Latinoamericana de fondo es un privilegio. Si no vas a salir de vacaciones este verano, te recomendamos dar un paseo por el parque más antiguo de México, y terminar tu recorrido en el Café de Museo Kaluz, el ‘rooftop’ más bonito—y con comida deliciosa— desde el cual observar los atardeceres sobre los edificios más emblemáticos de la ciudad.

Foto: @cafedemuseo_kaluz

El Museo Kaluz es un museo relativamente nuevo que aporta una joya más a la oferta artística de la CDMX, pues tanto su programa curatorial como las actividades que lo circundan buscan todo el tiempo generar y propiciar diálogos vigentes a través de exposiciones, conferencias, visitas, talleres, recorridos urbanos y experiencias culinarias. De hecho, todas las Noches de Museo (el último miércoles de cada mes) el Café del Museo Kaluz se une al evento con un menú especial con todo y coctelería para cerrar con broche de oro la experiencia.

Foto: @museokaluz

Ubicado en la esquina de Paseo de la Reforma y Avenida Hidalgo, este edificio es la puerta de entrada al Centro Histórico y a la colonia Guerrero y, además de ser una joya arquitectónica, tiene una historia fascinante. Su fachada novohispana es de tezontle y cantera, pues el inmueble se terminó de construir en 1780 para funcionar como hospedería para recibir a los frailes que llegaban de paso en su camino de Europa a Oriente con el propósito de evangelizar las Filipinas. A lo largo de los siguientes dos siglos tendría diferentes usos, como vecindad —donde nació Germán Valdés ‘Tin Tan’— y el Hotel de Cortés. Desde hace algunos años, el lugar es sede del Museo Kaluz, donde se exhibe la colección del empresario Antonio del Valle Ruiz.

Foto: @museokaluz

En el segundo piso del museo se encuentra el Café de Museo, un espacio pensado no solo para cumplir con el requisito casi obligatorio de todo museo de tener una cafetería, sino para complementar la experiencia y proveer un espacio relajado y pacífico donde continuar la conversación iniciada en las salas. Las panorámicas de la Alameda y algunos de los edificios más icónicos del Centro —como Bellas Artes y la Torre Latinoamericana— son espectaculares, y además proveen el acompañamiento perfecto para cerrar o iniciar una tarde de paseos.

Foto: @cafedemuseo_kaluz

En el ecléctico menú encontrarás un poco de todo, empezando por los desayunos clásicos entre los que destacan los chilaquiles con arrachera, el huevo con jamón y queso mozzarella extra cremoso, los frascos de fruta de temporada y los waffles con compota de frutos rojos y helado artesanal (que puede ser de cacao, queso con frutos rojos o cardamomo). Para agregarle a tu desayuno un shot extra de energía, puedes acompañarlo con un jugo o un smoothie de frutas.

Foto: @cafedemuseo_kaluz

Foto: @cafedemuseo_kaluz

Otro gran momento para visitar el Café de Museo es, precisamente, a la hora del postre, cuando encontrarás el cheesecake con frutos rojos naturales más suave y cremoso de la vida, así como galletas con chispas de chocolate rellenas de Nutella para saciar los antojos más dulces, e incluso un helado de jacaranda de temporada que hace juego con los árboles que colorean de morado la ciudad durante los primeros meses del año.

Foto: @cafedemuseo_kaluz

Este sitio también es ideal para terminar una cita romántica con un trago coqueto y refrescante, directo de la barra donde el mixólogo de la casa aplica toda su creatividad para deleitar los sentidos y crear las bebidas más frescas y ‘aesthetic’. Desde una copa de vino hasta un carajillo o un mezcalito con gomitas, aquí encontrarás los mejores ‘drinks’ para acompañar una sobremesa larga llena de plática y panorámicas espectaculares.

Foto: @cafedemuseo_kaluz

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