Petra es una de las ciudades más atractivas desde el punto de vista arqueológico, y no es para menos, sus templos, sus palacios, tumbas y su anfiteatro son el ejemplo perfecto, por algo se la conoce en todo el mundo como la ciudad de Piedra.
Aunque Petra reúne otros puntos de interés turístico como los mosaicos bizantinos en Mazdaba o los circuitos terapéuticos del Mar Muerto. Declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, la ciudad de Jordania acoge a cientos de miles de turistas enamorados de sus ruinas arqueológicas y de la cultura del país. Situada en medio del desierto, fue la capital del antiguo reino nabateo, responsable de las obras arqueológicas que podemos disfrutar actualmente.
Petra fue principalmente una ciudad comercial que alcanzó un gran apogeo hasta que fue anexionada al Imperio Romano, época en la que comenzó su decadencia, ya que las rutas comerciales se trasladaron al norte y la ciudad desapareció 500 años después.
Las excavaciones arqueológicas y el turismo han devuelto el protagonismo que esta hermosa ciudad se merece. Sin duda es el enclave arqueológico más importante de Jordania, y hasta su nombre lo dice, ya que Petra procede del griego y significa piedra. De hecho, es mucho más que una ciudad construida con piedra, es una ciudad excavada y esculpida en la piedra. Lo que se dice una auténtica joya para los amantes de la arquitectura.
El asentamiento de Petra se encuentra en el valle de la Aravá, que se extiende desde el Mar Muerto hasta el Golfo de Aqaba, en pleno corazón del desierto y rodeada de un paisaje inhóspito aunque de sobrecogedora belleza.
Un destino inolvidable que te dejará con la boca abierta y que merece la pena ser visitado al menos una vez en la vida, no necesitas ser un experto arqueólogo para apreciar el valor y la grandiosidad de estas obras antiguas.