El tequila es uno de los destilados más importantes de México, expresión artesanal de uno de sus cultivos más importantes y con un papel sumamente destacable dentro de la industria de bebidas alcohólicas –tanto a nivel nacional como internacional–. Se trata de un destilado con Denominación de Origen, lo que sirve para proteger su producción y delimitarla a ciertas regiones de la República mexicana. Aquí te contamos un poco más sobre cómo funciona.
El tequila es uno de los destilados mexicanos con Denominación de Origen, lo que significa que su producción está limitada únicamente a ciertas regiones de México y debe atenerse a la Norma Oficial Mexicana que garantice su calidad. De esta manera también se privilegia el mercado nacional –debido a que más de 50 países generan ventas a partir del tequila importado de México– y se protege el patrimonio cultural de la bebida.
La Denominación de Origen del Tequila fue la primera emitida en México, ofreciendo a sus productores una garantía de autenticidad y especificaciones especiales para su producción, envasado y comercialización. Actualmente, la denominación ‘Tequila‘ puede emplearse únicamente por los productores establecidos dentro de su ‘zona protegida’, que a su vez abarca todos los municipios de Jalisco, 30 de Michoacán, 11 de Tamaulipas, 8 de Nayarit y 7 de Guanajuato.
En cuanto a la Norma Oficial Mexicana, esta indica que para que una bebida sea considerada como tequila debe de producirse a partir de la fermentación y destilación de las cabezas de Agave de la especie Tequilana Weber variedad azul.
Es necesario que por lo menos un 51% de su mezcla de azúcares pertenezca a esta variedad, mientras que el 49% restante puede pertenecer a otras fuentes naturales de azúcar –aunque de esta manera su etiqueta no podrá indicar que es Tequila 100% de agave–.
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La Norma Oficial Mexicana también especifica las diversas variedades de Tequila –Blanco o Plata, Joven u Oro, Reposado, Añejo, Extra añejo–, al igual que la sustitución que puede emplearse dentro del mercado internacional.
Cabe destacar que esto abarca los porcentajes mínimos y máximos de alcohol por determinada variedad –mínimo 35% y máximo 55%–, sus características de color, destilación, dilución, maduración y envasado.